La Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias celebra su 20º aniversario con un acto en la Junta General

La Sindicatura de Cuentas del Principado de Asturias celebró hoy el 20º aniversario de su constitución efectiva con un acto en la Junta General del Principado de Asturias. Intervinieron el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón Rodríguez; el presidente de la Junta General, Juan Cofiño González; el síndico mayor, Roberto Fernández Llera, y la catedrática emérita de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, Paloma Biglino Campos, que fue la encargada de impartir una conferencia magistral.

La vida de la Sindicatura de Cuentas se inició en 1999, cuando el Estatuto de Autonomía reconoció la Sindicatura de Cuentas como órgano auxiliar, junto al Consejo Consultivo. “La ley de creación es de 2003 (una ley de autogobierno y desarrollo estatutario) y la puesta en marcha data de 2005. Desde entonces, 166 informe aprobados, con planificación, normas técnicas, directrices, control de calidad, alegaciones y comparecencias. Por seguir con el eco de las canciones: son “tres palabras, solamente, y esas palabras son”: trabajo, rigor e independencia”, aseguró Roberto Fernández Llera durante su intervención.

El síndico mayor realizó un relato de la historia del control externo de los recursos públicos en España, con la creación de la Cámara de Comptos de Navarra o el Mestre Racional en las Cortes del Reino de Valencia, pasando por los intentos de aprobar un Estatuto de Autonomía para Asturias durante el bienio 1931-1933 de la II República. “Llegamos a la Constitución de 1978. Los trabajos de elaboración del Estatuto de Autonomía esta vez sí culminaron, con la publicación de nuestra norma institucional básica en el BOE del 11 de enero de 1982. Pero sobre la Sindicatura de Cuentas, mutismo, rememoró. Hasta 1999, cuando se produjo la reforma estatutaria con la inclusión, por unanimidad, de la Sindicatura de Cuentas.

“Una vez más, reivindico el valor del consenso sobre las instituciones como algo muy deseable en democracia. Obviamente, consenso no es inmovilismo y, por ello, no debe ser un impedimento para la reflexión permanente, la evaluación continua, y la actualización de la normativa y la organización”, afirmó el síndico mayor.

Roberto Fernández Llera siguió con un capítulo de agradecimientos. A la Junta General, por el “acierto de crear este órgano de control externo, necesario entonces e imprescindible ahora”. También al presidente Adrián Barbón y a quienes ejercieron como síndicos y secretarias generales, así como a las mujeres y hombres que han trabajado y trabajan en la Sindicatura de Cuentas. “Sin personas no hay instituciones, y sin trabajo y buen clima no hay resultados. Hago una mención especial a mi antecesor como síndico mayor, Avelino Viejo Fernández, para quien cualquier gratitud sería escasa. Avelino, déjame solo recordar que nuestra biblioteca lleva tu nombre, a propuesta de este síndico mayor, y por acuerdo unánime del Consejo. Lo apunto hoy, Día del Libro”.

El síndico mayor finalizó desgranando los cuatro desafíos a los que se enfrenta la Sindicatura de Cuentas. Primero, el rediseño de la organización interna, “para acoger mejor una especificidad que no siempre ha sido bien reconocida”. También, con respecto al sector público local, se incidirá en informes específicos para traer a esta Cámara, “por su relevancia en el trabajo de fiscalización”. “En el sector público autonómico, confiamos en que la Junta General apruebe en esta legislatura una nueva ley de Hacienda. Como saben, la Sindicatura de Cuentas puede ser requerida para manifestar su criterio, no vinculante, pero sí cualificado”. Y en las relaciones institucionales, seguir cuidando los canales directos con la Junta General y con la Consejería de Hacienda, Justicia y Fondos Europeos. “Y, hacia fuera, cultivando la cordial relación federal con las demás instituciones de control externo. Lo repito una vez más: somos un ejemplo en el Estado de las autonomías”.

Paloma Biglino Campos, catedrática emérita de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, en su conferencia magistral, se refirió al control de cuentas en el Estado de las Autonomías, en una organización territorial en España que hace que «sea complejo y pueda dar lugar a ciertas disfunciones”. “Hay veces que se superponen los controles y veces que se producen lagunas. No obstante, la cooperación y la coordinación están dando buenos resultados y no hay fricciones entre el Tribunal de Cuentas y los órganos de cuentas de las comunidades autónomas», abundó.

Biglino valoró la importancia de las fiscalizaciones para salvaguardar los elementos esenciales del constitucionalismo contemporáneo, convencida de que «en los tiempos que corren hay que resaltar el carácter necesario del control de cuentas para robustecer la democracia y el Estado de Derecho».

«La primera contribución de los órganos de fiscalización económico-financiera a la democracia radica en la elaboración de los informes que estos órganos remiten a las Cámaras sobre la forma en que el Ejecutivo ha llevado la gestión financiera”, afirmó. Además, señaló otras dos contribuciones de estos órganos «para asegurar la democracia frente a las tentaciones populistas: la fiscalización económica financiera de las elecciones y la contribución de estos órganos a la hora de hacer efectivas las obligaciones que impone el principio de transparencia a los poderes públicos».

Tras alertar sobre el peligro de los populismos y sus intentos «de derribar el entramado constitucional», Paloma Biglino indicó que «la experiencia demuestra que cuando la concentración de poder lleva a la desactivación del control económico financiero se propicia la corrupción, los conflictos de intereses y los riesgos en la contratación pública». Asimismo, alertó de los peligros que acechan a España, aunque «nuestro reglamento constitucional está preparado para hacer frente al populismo». No obstante, constató que se ha bajado posiciones “en el funcionamiento del índice del control de poder», debido, a su juicio, a la creciente polarización de las fuerzas políticas, “que está íntimamente relacionada con el populismo». «El riesgo que corremos es que este enfrentamiento dañe la legitimidad del control de cuentas, descalificando la tarea de estos órganos», aseveró.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, por su parte, valoró la labor de la Sindicatura de Cuentas y subrayó la voluntad del Gobierno de Asturias de hacer las cosas cada vez mejor. “Todas aquellas recomendaciones y sugerencias que contribuyan a un buen funcionamiento económico y financiero del sector público serán bienvenidas”, afirmó.

Con este objetivo, Barbón instó a los responsables del órgano fiscalizador “a continuar ejerciendo su deber, a pronunciarse con rigor y plena libertad sobre el sector público autonómico”, al tiempo que destacó el prestigio que se ha ganado la Sindicatura en la escena pública en sus dos primeras décadas de existencia.

Tras felicitar a Eduardo Rodríguez, a Manuel Fueyo y al síndico mayor, Roberto Fernández Llera, y desearles un fructífero mandato, el jefe del Ejecutivo defendió la colaboración institucional y apostó por “reducir la interpretación política de las conclusiones técnicas”. A su juicio, ante el “peligro de degradación”, resulta más necesario que nunca fortalecer la calidad democrática mediante la aplicación de los principios de transparencia, responsabilidad y rendición de cuentas.

Juan Cofiño reflexionó sobre los 20 años de la Sindicatura de Cuentas y afirmó que han servido “para despejar una duda que estuvo presente en la toma de decisiones de inicio, ya que estaba abierta una discusión acerca de la pertinencia de la creación de un órgano de control externo del sector público autonómico». «Hoy ya nadie cuestiona la oportunidad de la decisión adoptada, por razón de la percepción creciente de la utilidad de esta institución», comentó.

Entre las fortalezas de la Sindicatura, «está que la proximidad se ha traducido en informes de más calidad, elaborados en tiempos oportunos, y complementados con medidas correctoras ajustadas al contexto y a las circunstancias». En su intervención constató » la brillante ejecutoria de estos veinte años, el buen hacer y el desempeño de los dos síndicos mayores (Avelino Viejo y Roberto Fernández Llera), así como el resto de los síndicos y personal que han servido hasta la fecha a esta institución». «La profesionalidad, la orientación técnico-profesional, y el perfecto entendimiento de su papel en la compleja arquitectura del sistema político-administrativo asturiano han consolidado a la Sindicatura de Cuentas asturiana como una institución valorada y respetada, al margen de avatares políticos», añadió.